UN MEDIDOR DE PRÁCTICAS ÉTICAS EN LA EMPRESA
La UADE presentó una encuesta sobre el clima ético en las empresas, que fue contestada por gerentes de RR.HH. de más de 100 compañías argentinas.
¿Se puede hablar de ética en el mundo de los negocios en Argentina, donde la evasión y las coimas son moneda corriente?
La UADE presentó una encuesta sobre el clima ético en las empresas, que fue contestada por gerentes de RR.HH. de más de 100 compañías argentinas.
¿Se puede hablar de ética en el mundo de los negocios en Argentina, donde la evasión y las coimas son moneda corriente?
Para brindar elementos de reflexión sobre el tema, se presentó la segunda edición de la encuesta de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) acerca del "Clima ético de las empresas y el grado de implementación de las prácticas éticas".
El trabajo fue realizado sobre un modelo provisto por el IESE —la Escuela de Negocios de la Universidad de Navarra—, entre las 500 mayores empresas argentinas, clasificadas en función de su número de empleados.
En este caso, el foco se puso en conocer el grado de sensibilidad de las empresas hacia los problemas éticos y las estrategias de las organizaciones para instaurar y transmitir valores éticos a sus empleados.
Patricia Debeljuh, docente e investigadora del Departamento de Administración y Recursos Humanos de la UADE, señala que "la ética debe orientar indefectiblemente la toma de decisiones; en las organizaciones debe promoverse el compromiso con los valores morales".
Un primer dato significativo es que la encuesta fue contestada por los gerentes de Recursos Humanos de 104 empresas, es decir, 20,8% de la muestra, un nivel alto —según Debeljuh— para los estudios de este tipo en Argentina.
Sobre ese total, 84% de las compañías tiene implementado algún tipo de práctica ética. La mayoría posee documentos formales: declaración de valores, códigos de conducta y de ética.
Otras prácticas existentes son los canales de comunicación (62%), la designación de responsables u oficiales de ética (48%) y la realización de programas de capacitación orientados a cuestiones de ética empresarial (43%).
Por otro lado, un 53% de las respuestas marca que se mantiene la situación de 2002 en cuanto al grado de sensibilidad sobre la ética empresarial; mientras que 46% da cuenta de un aumento.
Si bien Debeljuh opina que "la ética es intrínseca a la empresa y no algo añadido", 18% considera que la ética tiene un papel poco relevante en sus decisiones; y 57% estima que sólo en algunas ocasiones enfrentó decisiones en las que la ética ha jugado un papel importante.
Dichos y hechos
"Los resultados también reflejaron que los equipos directivos y los mandos medios tienen un mayor conocimiento de las prácticas éticas que los empleados y el Consejo de Administración. Es significativo que los porcentajes más bajos correspondan a este nivel. Del mismo modo, son sumamente relevantes los bajos niveles de difusión que tienen las prácticas éticas entre los clientes, los proveedores y la sociedad en general", señala Debeljuh.
Juan Fontrodona, profesor adjunto del IESE, destaca que "en materia de ética, es muy importante el compromiso del máximo ejecutivo de la compañía".
Finalmente, una incoherencia en las respuestas surge de la pregunta sobre si se considera que los valores en los que se basan las prácticas son consistentes con el día a día de la organización. Como 88,4% responde afirmativamente, la realidad debería ser bastante mejor de lo que es.
Este es quizás un fiel reflejo de la distancia existente entre la proclama y la práctica, que debería achicarse en pos de imagen, reputación, rentabilidad y —como señala Debeljuh— "porque la ética está absolutamente ligada con las personas".
El trabajo fue realizado sobre un modelo provisto por el IESE —la Escuela de Negocios de la Universidad de Navarra—, entre las 500 mayores empresas argentinas, clasificadas en función de su número de empleados.
En este caso, el foco se puso en conocer el grado de sensibilidad de las empresas hacia los problemas éticos y las estrategias de las organizaciones para instaurar y transmitir valores éticos a sus empleados.
Patricia Debeljuh, docente e investigadora del Departamento de Administración y Recursos Humanos de la UADE, señala que "la ética debe orientar indefectiblemente la toma de decisiones; en las organizaciones debe promoverse el compromiso con los valores morales".
Un primer dato significativo es que la encuesta fue contestada por los gerentes de Recursos Humanos de 104 empresas, es decir, 20,8% de la muestra, un nivel alto —según Debeljuh— para los estudios de este tipo en Argentina.
Sobre ese total, 84% de las compañías tiene implementado algún tipo de práctica ética. La mayoría posee documentos formales: declaración de valores, códigos de conducta y de ética.
Otras prácticas existentes son los canales de comunicación (62%), la designación de responsables u oficiales de ética (48%) y la realización de programas de capacitación orientados a cuestiones de ética empresarial (43%).
Por otro lado, un 53% de las respuestas marca que se mantiene la situación de 2002 en cuanto al grado de sensibilidad sobre la ética empresarial; mientras que 46% da cuenta de un aumento.
Si bien Debeljuh opina que "la ética es intrínseca a la empresa y no algo añadido", 18% considera que la ética tiene un papel poco relevante en sus decisiones; y 57% estima que sólo en algunas ocasiones enfrentó decisiones en las que la ética ha jugado un papel importante.
Dichos y hechos
"Los resultados también reflejaron que los equipos directivos y los mandos medios tienen un mayor conocimiento de las prácticas éticas que los empleados y el Consejo de Administración. Es significativo que los porcentajes más bajos correspondan a este nivel. Del mismo modo, son sumamente relevantes los bajos niveles de difusión que tienen las prácticas éticas entre los clientes, los proveedores y la sociedad en general", señala Debeljuh.
Juan Fontrodona, profesor adjunto del IESE, destaca que "en materia de ética, es muy importante el compromiso del máximo ejecutivo de la compañía".
Finalmente, una incoherencia en las respuestas surge de la pregunta sobre si se considera que los valores en los que se basan las prácticas son consistentes con el día a día de la organización. Como 88,4% responde afirmativamente, la realidad debería ser bastante mejor de lo que es.
Este es quizás un fiel reflejo de la distancia existente entre la proclama y la práctica, que debería achicarse en pos de imagen, reputación, rentabilidad y —como señala Debeljuh— "porque la ética está absolutamente ligada con las personas".
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